Proyecto minero “La Farola” obtiene luz verde ambiental y proyecta un impacto positivo en Atacama.
La iniciativa “Explotación y Procesamiento de Minerales La Farola”, impulsada por Minera Altair, recibió recientemente su aprobación ambiental, marcando un paso decisivo para su avance en la Región de Atacama. Este hito permite proyectar con mayor certeza los beneficios sociales, económicos y ambientales que busca generar en la comuna de Tierra Amarilla.
El proyecto contempla una operación a rajo abierto que producirá anualmente hasta 90 mil toneladas métricas secas de concentrados de cobre y oro. Para ello, se construirá una planta de procesamiento con capacidad de 15 mil toneladas diarias, junto a un depósito de relaves filtrados y otras instalaciones complementarias, con una mirada integral hacia la eficiencia y la seguridad en todas sus etapas, desde la construcción hasta el cierre.
Según explicó Magín Torres, gerente de Metalurgia e Ingeniería de la compañía, el diseño del proyecto responde a una estrategia de desarrollo sostenible: “Incorporamos desde el inicio una visión de triple impacto: ambiental, tecnológica y social. Nuestro objetivo no es solo producir, sino también contribuir a una minería de nueva generación en la región”.
Medidas concretas en favor del medio ambiente
Minera Altair ha definido una serie de compromisos ambientales relevantes. Entre ellos, destacan el uso exclusivo de agua desalinizada, sistemas para reducir y capturar material particulado, y el encapsulamiento de equipos críticos como correas y chancadores. Además, se implementará un plan de conservación de biodiversidad con especial foco en especies vulnerables y el Desierto Florido.
Asimismo, la compañía busca optimizar su eficiencia energética y disminuir sus emisiones, a través de acciones como operar las correas a menor velocidad y diseñar la faena considerando la topografía natural del terreno, lo que reduce el movimiento de tierra y el consumo energético.
Vínculo con la comunidad y enfoque en el desarrollo local
El componente social es uno de los pilares del proyecto. Durante la etapa de construcción se estima la generación de cerca de 1.200 empleos, y otros 600 una vez iniciada la operación. En este contexto, Isadora Jorratt, superintendente de Gestión Social y Comunidades, destacó la prioridad por contratar trabajadores de la región, con énfasis en mujeres y jóvenes, y por favorecer a proveedores locales.
“Estamos fortaleciendo la educación pública con aportes directos a la Escuela de Nantoco, y también estableciendo vínculos con la pequeña minería local, generando poder de compra para minerales de baja ley”, indicó Jorrat.
La empresa también ha trabajado de manera colaborativa con comunidades cercanas, como la Comunidad Huillanco, con quienes desarrollaron un libro que rescata su historia y patrimonio, además de comprometerse a respetar su ruta de trashumancia.
Hacia una minería con identidad local
Más allá de sus metas productivas, La Farola se proyecta como un modelo de minería responsable y con identidad regional. En cumplimiento con la nueva normativa, el proyecto destinará el 1% de su inversión inicial al gobierno regional, potenciando aún más el impacto positivo en el desarrollo territorial.
“Es un proyecto que nace desde Atacama, pensado por personas que conocen y valoran esta tierra. Nuestra aspiración es que sus beneficios se queden aquí, en la región y en sus comunidades”, concluyó Torres.
La construcción comenzaría este año, una vez obtenidas las autorizaciones sectoriales, con una proyección de dos años hasta el inicio de sus operaciones. Así, La Farola se posiciona como una apuesta concreta hacia una minería moderna, sustentable y profundamente conectada con su entorno.